Un equipo de científicos chinos ha comprobado que la combinación de tres medicamentos antivirales es "prometedora" para el tratamiento de COVID-19 en pacientes con la enfermedad leve o moderada.
En concreto, los investigadores han constatado que el tratamiento temprano con una triple terapia de interferón beta-1b, lopinavir-ritonavir y ribavirin es segura y acorta la duración de la excreción viral en comparación con el fármaco lopinavir-ritonavir solo: un promedio de siete días frente a 12.
Se trata de los resultados de un ensayo clínico aleatorio en fase II y los propios autores del trabajo afirman que se necesitan estudios en fase III más amplios y con pacientes en una situación crítica para confirmar así si esta triple terapia de antivirales puede proporcionar un beneficio clínicamente significativo.
Y es que, en los enfermos más graves el virus ha tenido más tiempo de replicarse.
Los resultados se publicaron en la revista The Lancet y sus responsables son investigadores de la Universidad de Hong Kong.
En el estudio participaron 127 pacientes de seis hospitales públicos de esa ciudad y una parte fue tratada en un ciclo de dos semanas con los tres medicamentos.
Los pacientes de COVID-19 presentan el punto máximo de su carga viral alrededor del momento en que aparecen los síntomas. "Nuestro ensayo demuestra que el tratamiento temprano de COVID-19 de leve a moderado con una combinación de tres fármacos antivirales puede suprimir rápidamente la cantidad de virus en el paciente", afirman.
Pero además, señala el investigador Kwok-Yung Yuen, puede aliviar los síntomas y reducir el riesgo para los trabajadores de la salud, al disminuir la duración y la cantidad de la excreción del virus -cuando el virus es detectable y potencialmente transmisible-.
Además, esta terapia de tres fármacos "parece segura y bien tolerada por los pacientes".
Investigaciones anteriores ya habían determinado que una combinación de lopinavir-ritonavir oral (utilizado normalmente para tratar el VIH) y ribavirin (un fármaco oral contra el virus de la hepatitis C) redujo significativamente la insuficiencia respiratoria y las muertes de los pacientes hospitalizados por el síndrome respiratorio agudo severo (SARS) durante el brote de 2003.
Se ha demostrado también que el interferón beta-1b, que se desarrolló para tratar la esclerosis múltiple, reduce la carga viral y mejora los problemas pulmonares en los estudios en animales de la infección por coronavirus del síndrome respiratorio del Oriente Medio (MERS).