Más de 300 personas fueron detenidas en Rusia cuando rendían homenaje al líder opositor Alexei Navalny, que murió en una remota colonia penal en el Ártico, indicó un destacado grupo de derechos.
La repentina muerte de Navalny, de 47 años, fue un golpe devastador para muchos rusos que habían depositado sus esperanzas para el futuro en el enemigo más acérrimo del presidente Vladímir Putin. Navalny siguió criticando abiertamente al Kremlin incluso tras sobrevivir a un envenenamiento por agente nervioso y recibir varias condenas de prisión.
La noticia se extendió por todo el mundo y muchos mandatarios culpan de su muerte a Putin y su gobierno. Poco después de salir de un servicio religioso, el presidente estadounidense Joe Biden reiteró el sábado ante los periodistas su postura de que Putin era, en última instancia, el culpable de la muerte de Navalny.
“Lo cierto es que Putin es responsable. Ya sea que él lo haya ordenado, es responsable de las circunstancias”, sostuvo Biden. “Es un reflejo de quién es él. Eso no se puede tolerar”.
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Por su parte, la esposa de Navalny, Yulia Navalnaya, difundió una foto de la pareja en Instagram el domingo en su primera publicación en las redes sociales desde la muerte del líder opositor. El título decía simplemente: “Te amo”.
Cientos de personas en docenas de ciudades rusas acudieron el viernes y el sábado a lugares de recuerdo improvisados y monumentos a las víctimas de la represión política para rendir homenaje al político con flores y velas. En más de una docena de ciudades, la policía detuvo a 401 personas el sábado por la noche, según el grupo de derechos OVD-Info, que monitorea las detenciones políticas y proporciona ayuda legal.
Más de 200 detenciones se realizaron en San Petersburgo, la segunda ciudad más grande de Rusia, indicó el grupo. Para la tarde del domingo, funcionarios en San Petersburgo reportaron que 85 personas detenidas recibieron órdenes de pasar entre un día y 12 días de cárcel. Entre los detenidos estaba Grigory Mikhnov-Voitenko, un sacerdote de la Iglesia Apostólica Ortodoxa ——un grupo religioso independiente a la Iglesia Ortodoxa Rusa— que anunció en redes sociales sus planes de oficiar un servicio religioso en memoria de Navalny y fue detenido el sábado por la mañana delante de su casa. Fue acusado de organizar una marcha y encerrado en una celda de una comisaría, pero más tarde fue hospitalizado por una apoplejía, según OVD-Info.
La muerte de Navalny se produjo un mes antes de las elecciones presidenciales en Rusia, en que se espera que Putin obtenga otro mandato de seis años.
Persistieron las preguntas sobre la causa de la muerte y no estaba claro cuándo las autoridades entregarán el cadáver de Navalny. Más de 12.000 personas han presentado solicitudes al gobierno ruso para que los restos del político sean entregados a sus familiares, informó el domingo OVD-Info.
El equipo de Navalny dijo el sábado que el político había sido “asesinado” y acusó a las autoridades de demorar deliberadamente la entrega del cadáver. La madre y abogados de Navalny recibieron información contradictoria de distintos organismos a los que acudieron en sus esfuerzos de recuperar el cuerpo. “Nos están dando vueltas en círculos y cubriendo sus huellas”, denunció el sábado la vocera de Navalny, Kira Yarmysh.
“En la colonia todo está cubierto de cámaras. Cada paso que dio durante años se grabó desde todos los ángulos. Cada trabajador lleva una cámara. En dos días no se ha filtrado ni publicado ni un solo video. No hay margen para la incertidumbre aquí”, dijo el domingo el aliado más estrecho y estratega de Navalny, Leonid Volkov.
Una nota entregada a la madre de Navalny indicaba que había muerto a las 2:17 de la tarde del viernes, según Yarmysh. Personal de prisiones dijo a la madre a su llegada a la colonia penal el sábado que su hijo había fallecido por “síndrome de muerte súbita”, dijo en X, antes Twitter, Ivan Zhdanov, director de la Fundación Anticorrupción Navalny.
El Servicio Federal Penitenciario ruso reportó que Navalny se había sentido enfermo tras un paseo el viernes y se quedó inconsciente en la colonia penal en la localidad de Kharp, en la región de Yamalo-Nenets, unos 1.900 kilómetros (1.200 millas) al nordeste de Moscú. Acudió una ambulancia pero no pudo ser reanimado, según el servicio, que dijo que la causa de la muerte aún “se está determinando”.
Navalny estaba en prisión desde enero de 2021, cuando regresó a Moscú tras recuperarse en Alemania de un envenenamiento por agente neurotóxico que atribuyó al Kremlin. Recibió tres condenas de prisión después de su arresto por varios cargos que él afirmaba tenían motivaciones políticas.
Cuando el veredicto más reciente le impuso una pena de 19 años, Navalny dijo que entendía que cumplía “una cadena de por vida, que se mide en función de la duración de mi vida o la duración de la vida de este régimen”.
Horas después de que se reportara su muerte, su esposa, Yulia Navalnaya, hizo una dramática intervención en la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Navalnaya dijo no estar segura de si podía creer las noticias de fuentes oficiales rusas, “pero si esto es cierto, quiero que Putin y todos los que rodean a Putin, los amigos de Putin, su gobierno, sepan que asumirán la responsabilidad por lo que hicieron a nuestro país, a mi familia y a mi esposo”.