MÉXICO - En las manos de Dios ha puesto Maribel Ramos a su hijo, quien desapareció hace tres meses, porque le han dicho que como muchos otros jóvenes podría estar en los campos de reclutamiento forzado donde los retienen los grupos criminales.
"Se dice que el Cártel Jalisco y el Cártel de Santa Rosa", afirma Ramos.
Al menor de 15 años se lo llevaron junto a otros amigos, narra su madre. Solo él no regresó y el resto, dice, tienen que guardar silencio sobre lo que vieron en ese lugar.
"Llego y les pregunto muchachos qué paso con mi hijo. Me dijeron: no sabemos nada más de Mauri", cuenta Ramos.
La desesperada madre de familia ha intentado llegar hasta el área límite entre Lagos de Moreno, en Jalisco, y León, en Guanajuato, pero quienes sufren el mismo dolor, así como las organizaciones que los apoyan le han dicho que es mucho el peligro de acercarse.
"En esa zona se han encontrado varios campamentos de trabajo forzado, laboratorios de producción de drogas sintéticas", explica Anna Karolina Chimiak, del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo.
Las familias de los ausentes han denunciado que en los últimos meses y años las pruebas de la existencia de estos lugares son cada vez más evidentes, sin embargo, las autoridades no llegan hasta ellos.
La misma Comisionada Nacional de Búsqueda de Personas, Karla Quintana, reconoce que no le han dado la importancia necesaria a esa opción.
"Podría ser una hipótesis, sin embargo, en México todavía ni siquiera es un delito", destaca Quintana.
El hijo mayor de María de la Luz Luna García fue asesinado cuando trató de infiltrarse en uno de esos centros de reclutamiento: estaba buscando a su hermano menor, quien hasta hoy sigue ausente.
"Si sé que si mi hijo estuviera vivo, sé que no va volver porque en realidad, si los tienen reclutados, ellos están muertos en vida", dice Luna García.
En tanto, decenas de jóvenes siguen desapareciendo en ambas entidades y de la mayoría de ellos ni siquiera se encuentran sus cuerpos.