IRAPUATO, México - La familia Regalado ya se prepara para despedir a sus hijos en la casa en la que crecieron.
Bloqueado por la impresión y el dolor, Miguel Regalado narra que tres de sus hijos: Omar, Cristian y Giovanni murieron en el ataque a un centro de rehabilitación en Jardines de Arandas, en esta ciudad.
Dos de ellos estaban internados, dice, y el tercero ya había sido dado de alta pero fue a ver a sus hermanos.
"Se drogaban y uno como padre quiere ayudarlos, uno ve cuando un hijo anda mal; por eso los metimos", argumenta Regalado.
En la misma comunidad, otras familias viven la pesadilla porque sus padres, hijos o esposos estaban en el centro de rehabilitación para adictos cuando los hombres armados entraron y les dispararon sin piedad.
"Se habla de dos vehículos", dice Ricardo Ortiz, presidente municipal de Irapuato, una de las comunidades de Guanajuato más golpeadas por la violencia en ese estado.
Esta mujer se desmayó una y otra vez al recordar las imágenes del interior del inmueble: la escena supera cualquier terror y es que los testigos dicen que los internos fueron concentrados en una habitación, los obligaron a acostarse en el suelo y los asesinos accionaron sus armas contra ellos una y otra vez.
"¿Por qué si ellos estaban rehabilitándose, esos jóvenes?, cuestiona Cristina Solís, madre de uno de los internos.
"Fue algo fuertísimo", expresó el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lamentó los hechos.
"En efecto fue muy fuerte, no vamos a abandonar al pueblo de Guanajuato", dijo.
Sobre todo porque esta no es la primera vez que algo así ocurre.
Usando el mismo modo de operar, a principios de junio un comando mató a 10 jóvenes que estaban internados en otro centro de rehabilitación, y en diciembre se llevaron a 20 de otra sede similar; varios de ellos aparecieron días después muertos.
En esas ocasiones no hubo justicia, por lo que los deudos esperan que esta vez si hagan algo por encontrar a los sicarios de los jóvenes y hombres que aparecen en un video rezando porque querían cambiar su vida