WASHINGTON - El presidente Joe Biden hizo historia este martes cuando participó en una huelga en Michigan en una muestra de lealtad a los trabajadores automotrices que están protestando por salarios más altos.
La huelga del United Auto Workers contra las tres grandes compañías automotrices (General Motors, Ford y el fabricante de Chrysler Stellantis) ha entrado en su undécimo día.
Al viajar al condado de Wayne por invitación del presidente del UAW, Shawn Fain, Biden se está posicionando directamente del lado de los trabajadores en huelga, después de que la Casa Blanca pasó semanas analizando silenciosamente si podría desempeñar un papel más neutral en la mediación.
La aparición de Biden también refleja la realidad política del momento. Mientras se postula para un segundo mandato, necesita ganar estados del Rust Belt como Michigan y no puede darse el lujo de alienar a los trabajadores y sus familias alineándose con ejecutivos corporativos bien pagados. El probable oponente de Biden en las elecciones generales de 2024 parece haber hecho un cálculo similar: Donald Trump se dirigirá a los trabajadores del UAW en Michigan el miércoles.
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En un punto anterior de la disputa contractual, no estaba del todo claro que Biden participaría de la huelga. Consideró enviar a un par de altos funcionarios del gobierno a Michigan para ayudar a resolver el estancamiento, pero se retractó cuando Fain dejó en claro que no los quería parte de las negociaciones.
A los presidentes a menudo les gusta reservarse espacio en esos enfrentamientos para que ambas partes los consideren un intermediario justo. A Biden también le preocupaba intervenir demasiado directamente en una huelga cuyo costo económico ya superó los $1,600 millones.
"Que él participe en una huelga es indignante", dijo en una entrevista Steven Rattner, quien dirigió el grupo de trabajo de la industria automotriz del ex presidente Barack Obama. “No hay precedentes para esto. La tradición del presidente es mantenerse neutral en estas cosas. Entiendo la política. Todos los progresistas dijeron: “No queremos un mediador; queremos un defensor”. Y se inclinó ante los progresistas, y ahora saldrá a poner el pulgar en la balanza. Y está mal”.
UAW demanda aumentos salariales de un 40% distribuidos en los próximos cuatro años, la eliminación de las diferencias salariales entre los trabajadores de plantas de las mismas empresas, mayores garantías de seguridad laboral y recuperar las ayudas que tuvieron hasta 2009 para compensar el aumento del costo de la vida.
El sindicato declaró el pasado 15 de septiembre la huelga en tres plantas de montaje de General Motors (GM), Ford y Stellantis al no conseguir un acuerdo para la firma de un nuevo convenio colectivo con esas tres empresas para esa fecha.